domingo, 31 de mayo de 2015

Matar vascos era legal en Islandia

Una curiosa noticia ha despertado mi interés estos últimos días. Y es que se ha derogado una ley islandesa que permitía matar vascos desde hace cuatro siglos.

Todo comenzó en el verano de 1615. Una flota de doce pesqueros vascos llegó a Islandia, nueve continuaron su viaje hacia Noruega y el resto, con una tripulación de unos ochenta hombres en total, se quedaron en las costas islandesas.

Cuando intentaban partir de vuelta a España una tormenta destrozó sus barcos, por lo que no les quedaba otra que pasar el invierno en Islandia. Un grupo de los pescadores debió causar problemas a la población local, cabreándola sobremanera. Una cuadrilla de locales aprovechó la noche para asaltar la cabaña en la que dormían, al menos, quince pescadores. Los mataron a todos y, no contentos con ello, los mutilaron y arrojaron sus restos al océano.

Se declararon proscritos al resto de pescadores, creándose una ley que permitiera acabar con los "invasores" que se habían visto forzados a pasar el invierno en el país. Así que el sheriff y doce hombres se dirigieron hasta donde un grupo de trece españoles estaban pescando, los mataron y le cortaron las orejas, la nariz y los genitales.

Además de la teoría de que los pescadores vascos molestaran a la población local, otras razones que podrían explicar la matanza serían que estaba prohibido a los extranjeros pasar el invierno en el país, y que el rey de Dinamarca había autorizado a los islandeses a defenderse de los vascos, matándolos y tomando sus barcos, si se sentían amenazados por ellos. 

En total treinta y dos marineros fueron brutalmente asesinados en West Fjords.

Y sí, ya se que esta ley no puede permitir el asesinado de nadie en Islandia. Obviamente el asesinato está penado, pero no deja de ser curioso, además de que me da para esta entrada...

Otra entrada similar: 177 años de guerra entre Francia y Móstoles.

Fuente: El Mundo

jueves, 14 de mayo de 2015

Batalla de Mühlberg: el mejor soldado del mejor tercio

En 1547, siendo Carlos I de España emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, tuvo que hacer frente a una rebelión de varias provincias del Imperio, defensoras de la Reforma Luterana (Protestante). A esta unión de territorios se le conoce como Liga de Esmalcada y la fundaron Juan Federico I de Sajonia y Felipe I de Hesse,

Carlos V en Mühlberg (Tiziano, Museo del Prado).
El ejército protestante, liderado por Juan Federico, príncipe elector de Sajonia, atacó las tierras de Mauricio de Sajonia por haber abandonado la liga y volver a ser fiel al emperador. Este hecho provocó que el emperador Carlos reuniera un ejército, que mandaría él mismo junto a su hermano Fernando I de Hungría y Bohemia y el Duque de Alba, para acabar con la amenaza luterana.

La hueste imperial, formada por tercios españoles, flamencos, italianos y lansquenetes alemanes, persiguió a la fuerza de Juan Federico hasta darle caza frente a la ciudad alemana de Mühlberg. Ambos ejércitos se encontraron a orillas opuestas del río Elba, cuyos puentes los luteranos se habían ocupado de destruir, pues tenían todas las de perder frente a las tropas imperiales, en superioridad numérica.

Así pues, salvo algún arcabuzazo y fuego de artillería, poco podían hacer los españoles y sus aliados para pasar a cuchillo a los "infieles". Por ello, un grupo de apenas diez arcabuceros españoles, encabezados por el soldado Cristóbal Mondragón y con la espada entre los dientes y arcabuz sobre sus cabezas, cruzaron el río por un vado poco profundo que les había mostrado un campesino del lugar al que soldados de la Liga habían robado dos caballos. Tras cruzar el río, mataron a los soldados que hacían guardia al otro lado y ayudaron al resto del ejército imperial a atravesar el río, colocando un puente desmontable en poder de la Liga. El ejército protestante, sorprendido, fue destruido, y la Liga de Esmalcada suprimida.

La nota de humor la puso el propio príncipe elector Juan Federico, que intentó huir a lomos de su caballo, pero entre el sobrepeso de éste y el lastre de la armadura, el equino no pudo llegar muy lejos y Federico fue capturado.

Hasta aquí la historia. La nota romántica es la que explica el título de esta entrada. Pues he encontrado muchas páginas en internet en las que se habla que el Emperador se presentó ante el reducido grupo que vadeó el río y, dirigiéndose a Cristobal Mondragón dijo: "Eres el mejor soldado del mejor tercio de la infantería española". Pero no he podido confirmar este hecho, por lo que creo que no es más que una "contaminación histórica" proveniente del artículo de Arturo Pérez-Reverte dedicado a la batalla "Una historia de violencia".

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