viernes, 30 de noviembre de 2012

Invasión musulmana de la Península Ibérica


A principios del siglo VIII el Reino de los Visigodos sufría una crisis política, o, más bien, una guerra civil que enfrentaba a dos facciones: los leales a Ágila (Aquila) y los partidarios de Rodrigo (Roderico).

Don Rodrigo, último rey
de los Godos.
Ágila fue nombrado sucesor por su padre, el rey godo Witiza, que también fue nombrado por su antecesor, Egica. Pero esta monarquía hereditaria no era lo habitual en la España Visigoda, sino que la monarquía era electiva, se elegía al rey. Y este hecho hizo decantar a la nobleza por la elección de Rodrigo como rey.

Los witizanos solicitarían ayuda de los árabes, que en poco tiempo se habían expandido hasta el norte de África. Aunque otros reyes visigodos habían solicitado ayuda exterior en el pasado, ya sea de francos o de bizantinos, pedir el apoyo del Califato Omeya no fue buena idea, puesto que aprovecharon la lucha interna para conquistar Iberia.

Tarik ibn Ziyad, al mando de una fuerza de árabes y bereberes cuyo número exacto se desconoce pero que no debió exceder de unos pocos de miles, cruzó el estrecho de Gibraltar en el año 711.

Apenas hubo resistencia para Tarik puesto que el rey Rodrigo se encontraba bastante lejos, asediando Pamplona porque habría sido ocupada, bien por Vascones o por witizanos leales a Ágila.

Cuando Rodrigo se percató que la ocupación musulmana no era una simple incursión se dirigió con su ejército a hacerles frente. Visigodos y árabes se enfrentaron a finales de julio de ese mismo año 711 en la Batalla de Guadalete (Cádiz), donde Rodrigo perdió la vida y los invasores resultaron victoriosos. Las crónicas moras cuentan que en el combate se enfrentaron 12.000 musulmanes a 100.000 soldados visigodos, pero que la victoria fue posible porque tropas witizanas se rebelaron contra Don Rodrigo. Aunque esta teoría no parece muy veraz, el ejército de Rodrigo sería más bien escaso y, muy posiblemente, bastante inferior al árabe.

Con el rey muerto la conquista avanzó rápidamente, ocupando las principales ciudades, más mediante pactos y capitulaciones que por medio de la espada.

Extensión del Califato Omeya en el 715. En amarillo la zona visigoda no ocupada aún.

Al llegar Tariq a Toledo el arzobispo de la ciudad y, posiblemente, hermano de Witiza, le abrió las puertas de la ciudad sin más mediación. Esto probaría la alianza entre árabes y witizanos. Además, los sucesores de Witiza, con el título de “príncipe de los españoles sometidos”, serían reconocidos por los musulmanes como autoridad sobre la población cristiana de la ya ocupada península.

En menos de cuatro años la mayoría de la península Ibérica estaba en poder de los musulmanes, tan solo resistió durante más tiempo la zona norte, debido a su dificultoso terreno.

Y... corregidme si me equivoco (por favor).

jueves, 22 de noviembre de 2012

La batalla de Ceriñola


La batalla de Ceriñola fue un importante choque entre españoles y franceses durante las llamadas “Guerras Italianas”, concretamente durante la “Segunda Guerra de Nápoles”.

Representación de la batalla de Ceriñola (1503).
Los franceses, mandados por Luis de Armagnac (Duque de Nemours), poseían una fuerza con proporciones bastante habituales en ellos: mucha caballería pesada, mercenarios (piqueros suizos) y bien de artillería.

Los españoles tenían bastante menos caballería y centraban su fuerza en la infantería. Al mando de todos ellos estaba Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, quien, consciente de su inferioridad en fuerzas, se apresuró en llegar con suficiente antelación a Cerignola (Nápoles). Para alcanzar raudo la ciudad ordenó que cada jinete portase a un soldado junto a él en su caballo. El propio Gran Capitán subió a un infante a su caballo, acallando de esta forma las críticas a tan extravagante orden.

El Gran Capitán.
De esta forma el ejército español llegó a Ceriñola con tiempo suficiente para preparar el terreno (ocupar la posición más alta y construcción de trincheras, fosos, empalizadas, etc) e idear una estrategia que repeliera el ataque francés

La táctica del Gran Capitán para acabar con la caballería pesada francesa fue la siguiente, que narro según acaeció aquel día, 28 de abril de 1503:

En primer lugar la caballería española cargó y se batió en retirada en poco tiempo, atrayendo a la caballería pesada francesa hasta la vanguardia, donde se dio de bruces con arcabuceros atrincherados y que comenzaron a disparar a discreción (en esta carga perdió la vida Luis de Armagnac, a cuyo cadáver el Gran Capitán ordenó rendir honores). Los jinetes franceses trataron de rodear las trincheras pero seguían recibiendo impactos españoles no solo de los arcabuces, también de la artillería que ahora les tenía a su alcance. La caballería francesa fue diezmada rápidamente y junto a ellos murió su comandante, el Duque de Nemours que recibió tres disparos. Por primera vez en la historia un grupo de infantería con arcabuces derrotó a la caballería en campo abierto, un hecho que supuso que la infantería fuese la principal fuerza de todo ejército europeo hasta principios del Siglo XX (durante cuatro siglos).

Durante la refriega, la artillería española sufrió un fuerte varapalo pues toda la pólvora explotó de forma accidental. Para que este hecho no debilitara el ánimo de sus soldados el Gran Capitán gritó "¡Ánimo!, ¡Estas son las luminarias de la victoria!, ¡En campo fortificado no necesitamos cañones!".

Figura de un arcabucero
español del Siglo XVI.
La infantería francesa atacó, mientras los arcabuceros españoles les masacraban, hasta que estuvieron demasiado cerca y Fernández de Córdoba mandó a primera línea a los lanquenetes (piqueros) alemanes, debilitando más aún a los franceses.

Para finalizar la batalla el Gran Capitán dio orden a todas sus tropas de cargar y rodear al restante del ejército galo.

Desde la primera carga de caballería hasta la rendición del restante de tropas francesas transcurrió menos de una hora. 

En una hora un enfrentamiento que se planteaba difícil para el Gran Capitán derivó en una victoria española que podríamos decir que fue una “Bicoca”, con menos de cien bajas españolas. 

Por orden de Fernández de Córdoba se hizo recuento de cadáveres franceses, que ascendía a 3.664, aunque Tristán de Acuña, quien los contó, afirmó que habría que añadir más de cien muertos más, puesto que fueron enterrados antes de ser incluidos en la suma. Además, los galos perdieron la artillería y la mayor parte de sus banderas.

lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Sabías que...

...los primeros humanos que habitaron Atapuerca (Burgos), hace 350.000 años, comían tortugas?

Eso es lo que ha demostrado un estudio reciente tras analizar caparazones de tortuga encontrados en el lugar, con marcas que indican que su piel fue arrancada por humanos.

...los primeros humanos que habitaron Atapuerca practicaban el canibalismo?

Aunque simplemente lo hacían por instinto, cuando moría un compañero separaban los músculos del hueso y se lo comían.


lunes, 12 de noviembre de 2012

El cadáver del general francés que los españoles llevaron a hombros

"El Gran Capitán recorriendo el campo de la Batalla
de Ceriñola" (1835).

Durante la Batalla de Ceriñola (Nápoles) de 1503, donde españoles y franceses se batieron por un pedazo de Italia resultó muerto el comandante galo Luis de Armagnac (Duque de Nemours) que encabezaba la  carga de la caballería pesada francesa.

Cuando Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, al mando de las fuerzas españolas, descubrió el cadáver del general francés, se arrodilló y rezó por su alma. Ordenó que fuese llevado a hombros por los capitanes españoles y escoltado por cien lanceros y los clérigos y frailes de la zona hasta la iglesia del campamento español. Fue enterrado y honrado como si de un general español se tratara, un funeral costeado por el propio Gran Capitán.

Al llegar a oídos del rey francés, Luis XII, los hechos acaecidos tras la victoria española en Ceriñola, escribió una carta al Gran Capitán que decía lo siguiente:

“No tengo por afrenta ser vencido por El Gran Capitán de España, porque merece que le de Dios aún lo que no fuese suyo, porque nunca se ha visto y oído capitán a quien la victoria haga más humilde y piadoso”.
“Los dos Caudillos” (1866), donde tras la batalla,
el Gran Capitán, contempla con tristeza el cadáver
de su enemigo, el duque de Nemours.

Los reyes de España, los Reyes Católicos, también felicitaron a Fernández de Córdoba no solo por su victoria, sino por el trato ofrecido al enemigo vencido. En concreto las palabras de la reina Isabel de Castilla a propósito del entierro del Duque de Nemours fueron: “Que con poco había hecho mucho”.

Otra gran acción de este militar español que hace honor a su apodo.

Fuente: Asociación Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba

Y por cierto, para los que no conozcan los detalles de la batalla de Ceriñola os aviso que tengo una cápsula preparada sobre la misma y no creo que tarde mucho en publicarla.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Pedro Serrano: Ocho años en una isla desierta


Portada de una edición de
"Robinson Crusoe".
En 1526 un patache español (tipo de barco ligero y con dos velas) que navegaba de La Habana (Cuba) a Cartagena de Indias (Colombia) debió sufrir una tormenta que hundió el barco y se cobró la vida de todos sus tripulantes, a excepción del Capitán de Marina Pedro Serrano.

El naufragio llevó al capitán a una isla desierta en la que por no haber no había ni agua dulce. Encerrado en ese pedazo de tierra pescó, cazó lo que pudo y bebió agua de lluvia e incluso, cuando escaseaba la lluvia, bebía sangre de tortugas marinas, para sobrevivir, en soledad.

Cuando llevaba tres meses en la isla llegó otro náufrago, del que desconozco la nacionalidad, pero supongo que, fuese cual fuese su idioma, llegarían a entenderse.

En 1534 (¡ocho años desde la llegada de Serrano al islote!) un galeón, que realizaba la ruta inversa a la del navío de Serrano, vio el humo de una hoguera que los dos náufragos habían hecho con la esperanza de ser avistado por algún navegante, y fueron rescatados.

Banco Serrana visto desde la Estación Espacial Internacional.
Aunque el náufrago más “moderno” perdió la vida en el mismo barco de rescate, Pedro Serrano regresó a España donde fue admirado por su historia de supervivencia, con la que llegó a amasar una buena fortuna por sus viajes a toda Europa contando su aventura.

Hoy en día el lugar donde naufragó lleva su nombre, Serrana Bank (Banco de Serrano) o Cayo Serrana y figuró por primera vez en un mapa holandés de 1545. Pertenece a Colombia, aunque su soberanía fue disputada por Estados Unidos en el pasado, y hoy lo es por Nicaragua.

La historia de Serrano es una de las que inspiraron a Daniel Defoe a la hora de escribir su famosa novela “Robinson Crusoe”. Además, su aventura fue convertida en cuento infantil por Roberto Laserna en 1976 en Bolivia, siendo incluido en los libros del sistema escolar boliviano.

Ubicación del Banco Serrana, vía Google Earth.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Apadrina un árbol


Esta actualización es para comunicaros que esta bitácora colabora con la Fundación Apadrina un Árbol desde el mes de agosto, y dicho apadrinamiento durará todo un año.

Hago pública esta iniciativa que me parece interesante para quien esté interesado en colaborar.



Para más información sobre la fundación: apadrinaunarbol.org

viernes, 2 de noviembre de 2012

Tortilla francesa y tortilla española


La tortilla de patatas, ese rico plato tan español que ha recibido nuestro gentilicio tiene, como todo en esta vida, su origen y su historia. 

Tortilla de patatas "española".
El primer escrito en el que se tiene constancia de la existencia de la tortilla de patatas se remonta a 1817. En el documento "memorial de ratonera" dirigido a las Cortes de Navarra se hace referencia, entre otros asuntos, a este plato: 

"...dos o tres huevos en tortilla para cinco o seis, porque nuestras mujeres la saben hacer grande y gorda con pocos huevos mezclando patatas, atapurres de pan u otra cosa..."

Una fecha, en mi opinión, un poco tardía para el origen de esta receta tan sencilla de “inventar”, teniendo en cuenta que la patata llevaba más de tres siglos en la península para entonces.

Hay quien especifica más sobre sus orígenes y atribuye la receta al general carlista Tomás de Zumalacárregui, quien inventaría la tortilla de patatas por ser un plato sencillo y consistente para los soldados. También se dice que la idea original no es del general, sino de una mujer navarra que prepararía un revuelto con los únicos ingredientes que tenía: huevos, cebolla y patatas. Si nos decantamos por alguna de estas teorías nos iríamos a la Primera Guerra Carlista, entre 1833 y 1840.

Sin embargo, hay investigaciones al respecto que defienden que la tortilla española apareció en Villanueva de la Serena (Badajoz) unos años antes, en 1798.

Esta última teoría me encaja más, o mejor dicho, encaja mejor con lo que voy a escribir a continuación.

Tortilla sin patatas "francesa".
La tortilla francesa

En una de las muchas fuentes que he consultado (en realidad la primera y que me dio la idea para esta “cápsula”) dice que durante la Guerra de Independencia Española la tortilla de patatas ya era una receta popular.

El asedio de Cádiz por parte de tropas francesas provocó que en la ciudad comenzase a escasear las patatas, por lo que se siguió haciendo la tortilla pero sin patatas. Aunque esta receta si era conocida desde siglos atrás, se le comenzó a llamar “tortilla francesa”.

Y es que en época de penuria se agudiza el ingenio. Y para ejemplo lo que se dio durante la Guerra Civil Española que, a falta de patatas, utilizaban mondas de naranja; o en la post guerra, que, a falta de huevos, utilizaban una mezcla de leche (o agua) y harina.

Y no puedo evitar hacer la pregunta... ¿y a tí, te gusta la tortilla con o sin cebolla?

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