A principios del siglo VIII el Reino de los Visigodos sufría una crisis política, o, más bien, una guerra civil que
enfrentaba a dos facciones: los leales a Ágila (Aquila) y los partidarios de Rodrigo (Roderico).
Don Rodrigo, último rey de los Godos. |
Los witizanos solicitarían ayuda de los árabes, que en poco tiempo se habían expandido hasta el norte de África. Aunque otros reyes visigodos habían solicitado ayuda exterior en el pasado, ya sea de francos o de bizantinos, pedir el apoyo del Califato Omeya no fue buena idea, puesto que aprovecharon la lucha interna para conquistar Iberia.
Tarik ibn Ziyad, al mando de una fuerza de árabes y bereberes
cuyo número exacto se desconoce pero que no debió exceder de unos pocos de
miles, cruzó el estrecho de Gibraltar en el año 711.
Apenas hubo resistencia para Tarik puesto que el rey Rodrigo
se encontraba bastante lejos, asediando Pamplona porque habría sido ocupada, bien por Vascones o por witizanos leales a Ágila.
Cuando Rodrigo se percató que la ocupación musulmana no era
una simple incursión se dirigió con su ejército a hacerles frente. Visigodos y árabes
se enfrentaron a finales de julio de ese mismo año 711 en la Batalla de
Guadalete (Cádiz), donde Rodrigo perdió la vida y los invasores resultaron
victoriosos. Las crónicas moras cuentan que en el combate se enfrentaron 12.000
musulmanes a 100.000 soldados visigodos, pero que la victoria fue posible
porque tropas witizanas se rebelaron contra Don Rodrigo. Aunque esta teoría no
parece muy veraz, el ejército de Rodrigo sería más bien escaso y, muy
posiblemente, bastante inferior al árabe.
Con el rey muerto la conquista avanzó rápidamente, ocupando
las principales ciudades, más mediante pactos y capitulaciones que por medio de
la espada.
Extensión del Califato Omeya en el 715. En amarillo la zona visigoda no ocupada aún. |
Al llegar Tariq a Toledo el arzobispo de la ciudad y,
posiblemente, hermano de Witiza, le abrió las puertas de la ciudad sin más
mediación. Esto probaría la alianza entre árabes y witizanos. Además, los
sucesores de Witiza, con el título de “príncipe de los españoles sometidos”,
serían reconocidos por los musulmanes como autoridad sobre la población
cristiana de la ya ocupada península.
En menos de cuatro años la mayoría de la península Ibérica
estaba en poder de los musulmanes, tan solo resistió durante más tiempo la zona
norte, debido a su dificultoso terreno.
Y... corregidme si me equivoco (por favor).
Pues no te equivocas, todo o contrario. Ahora como siempre la historia debe repetirse y espero que sea pronto. No me puedo marchar al otro mundo sin saber en que queda esto.
ResponderEliminarUn saludo.
Aquí, por estas tierras gallegas, querido Viriato, guardamos entre la historia y la leyenda el feroz ataque del caudillo moro Almanzor, que arrasó el templo prerrománico anterior al posterior románico y se llevó las campanas de la catedral a Córdoba para lucirlas allá como lámparas. Y dicen que no se atrevió con la mismísima tumba de Santiago porque halló orando a un religioso, que siguiendo la leyenda sería el obispo de Iria, S. Pedro de Mezonzo, ante quien la ferocidad del musulmán se transformó en mansedumbre y acabó retirándose, eso sí, no sin antes darle de beber a su caballo ¡en la pila de agua bendita!
ResponderEliminarEstupenda cápsula, amigo mío.
Mil bicos.
Pues este comentario tuyo me aporta un tema suculento sobre el que escribir, además con ese aliciente de leyenda y de una época tan interesante y, en muchas ocasiones, misteriosa, gracias.
EliminarUn saludo.
Muy buena tu entrada Viriato. Como siempre un gran placer leer sobre la historia española en tu blog. Sin dudas le haces honor al alias.
ResponderEliminarUn Saludo.
Uriel
¡Muchas gracias Uriel! Me alegro que haya gente a la que le guste leer este tipo de artículos.
EliminarUn saludo.
Según he leido en algún libro sobre la batalla, las tropas de Witiza, no estaban en el centro, sino en las alas del ejercito visigodo, lo cual tras su deserción y unión al ejercito musulman, debió de desestabilizar bastante al ejercito de Rodrigo, lo cual unido a que el ejercito visigodo debía estar arrinconado de espaldas al rio, lo cual le quitaba maniobrabilidad y si a eso le sumamos el hostigamiento continuo de los arqueros musulmanes y de su caballeria ligera, debió producir una gran matanza en las fila visigodas con el desenlace final de la derrota. Ademas el ejercito de Rodrigo no debía haber llegado en condiciones optimas a la batalla, ya que tuvo que bajar a toda prisa desde Pamplona (en su campaña contra los vascones), hasta el guadalete. Sobre si Rodrigo murió en la batalla o pudo escapar vivo, es un gran enigma, ya que ni se sabe el sitio exacto donde se produjo la batalla y he oido que se encontró una lapida con una inscripción en lo que hoy es Portugal en la que se decía que: "Aquí yace Rodrigo rey de Hispania" ( creo que escrito en latín), aunque no puedo afirmar si es cierto.
ResponderEliminarLa tumba que dices se encontró en VIseo, pero creo que es una leyenda más. No está nada claro donde pudo morir, si llegó a Huelva como afirman unos, o a Portugal.
EliminarBuenas; equivocarte lo haces en el pie de página de la foto, en el 175 aún eran las legiones romanas las que andaban por la peninsula. Un saludo y gracias
ResponderEliminarCorregido. Gracias por avisar. Era año 715 ;)
EliminarTengo entendido que los que cruzaron el estrecho en el 711 y lucharon en la batalla del Guadalete eran bereberes (pobladores del norte de áfrica) y no estrictamente musulmanes, pues al parecer también había un significativo número de cristianos en esas tropas. Al menos es lo que tengo entendido, quizá me equivoque. Acabo de encontrar tu blog por casualidad buscando información sobre la batalla de Roncescvalles y me parece bastante curiso, gracias por compartir!
ResponderEliminarGracias a ti por la aportación, Yeray. ¡Un saludo!
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