Tras unas fiestas en las que no he tenido todo el tiempo deseado para publicar en la bitácora, os traigo una cápsula, la primera del 2012, sobre un curioso personaje cuya vida ha inspirado numerosas obras literarias y películas, La Monja Alférez.
Retrato de Catalina de Erauso. |
Catalina de Erauso nació en San Sebastián en 1592 y a los cuatro años fue internada en el convento de San Sebastián el Antiguo. Permaneció en la abadía como monja hasta los 15 años, que escapó tras una pelea con otra novicia.
Desde su huída se ocultó bajo seudónimos masculinos (como Pedro de Orive, Francisco de Loyola, Alonso Díaz, Ramírez de Guzmán o Antonio de Erauso), vistiendo como hombre y deambulando de un lado para otro, alimentándose a duras penas. Su físico le ayudó a ocultar su verdadera identidad, se la describe como fea, alta para su sexo y con una figura poco femenina. Adoptó un comportamiento bastante viril, además de que se sabe (porque ella misma lo narra en sus memorias, publicadas en 1829) que le gustaban las mujeres, coqueteando a menudo con ellas.
En Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) embarcó con destino a América, donde trabajó en distintos oficios hasta que, en Chile, se alistó como soldado del ejército español, siembre bajo una identidad masculina. Luchó en numerosos conflictos y se labró fama de valiente y poderoso soldado, logrando el rango de Alférez.
Siendo soldado participó como padrino de un amigo en un duelo, en el que los enfrentados cayeron heridos a la vez, por lo que Catalina se enfrentó al padrino rival, al que hirió mortalmente. Antes de morir, éste le reveló su nombre, descubriendo en ese momento que el soldado al que acababa de matar (y con el que había compartido destino durante tres años) era su hermano Miguel.
Catalina tenía un carácter terco y tendía a meterse en líos bastante a menudo. Ese modo de ser le llevó en 1623 a ser detenida a causa de una trifulca. Tras ser condenada a muerte pidió clemencia al obispo Agustín de Carvajal, al que reveló su secreto tan bien guardado durante tanto tiempo. Unas matronas confirmaron su sexo, además de su virginidad. El obispo la protegió y la envió a España donde fue recibida por el rey Felipe IV, quien le mantuvo su empleo como oficial del ejército y la apodó como “La Monja Alférez”.
También viajó a Roma y visitó al papa Urbano VIII, el cual le permitió a Catalina seguir viviendo como un hombre.
Falleció en Cuitlaxtla (México) en 1650, desconociéndose, salvo varias hipótesis, la causa de su muerte.
Singular personaje.con el que inagura 2012.El mundo del cine dio mucha vida a esta monja alferez,Una buena version fue la de Maria Felix.en la piel de esta mujer tan adelantada a su tiempo.un saludo.
ResponderEliminarUna vida verdaderamente alucinante. Buen comienzo para este 2011.
ResponderEliminarSaludos y nos seguimos leyendo.
Menudo tío macho, si señor. Para que luego digan incluso el Papa la dejo seguir haciendo de machote eso si que es tolerancia.
ResponderEliminarSaluditos Don Viriato.
Gracias a los tres por vuestros amables comentarios, la verdad es que es apasionante la vida de Catalina.
ResponderEliminarQuerido Viriato, interesantísima entrada inaugural del nuevo año y sobre un personaje terriblemente controvertido, el de una mujer travestida de varón a la que, ¡oh curiosidad extraña!, el propio papa autorizó a vestir en hábito de hombre y que en el tiempo que permaneció en Roma fue agasajada por príncipes y nobles de la ciudad. Tu protagonista de hoy da respuesta a la pregunta "Mulierem fortem quis inveniet?" (Proverbios, 31, 10), ¿Quién hallará una mujer fuerte?.
ResponderEliminarExcelente manera de iniciar el año, amigo.
Mil saludiños ártabros.
Gracias profe. Catalina era una mujer fuerte, seguramente más que muchos hombres, por lo que llegó a ser tan buena soldado. Y sobre el Papa, no solo le autorizó a vestir y vivir como un hombre, sino a usar nombre masculino. Eso viviendo de la iglesia del siglo XVII es increíble.
ResponderEliminarSaludos.
Buenas Viriato y feliz año.
ResponderEliminarUna curiosa anécdota para comenzar este 2012. No cabe duda que el imbuirse en el arte castrense de manos de el mejor de los ejércitos de aquel entonces puede convertir incluso a una monja en un arma peligrosa. De todos modos, el trato que al final le dispensó la Iglesia a Catalina es una prueba más que contribuye a aplacar la leyenda negra de la instransigencia de tal institución.
Un saludo.
Me encanta Catalina. Se podía decir de ella que los tenía bien puestos... Saludos cordiales y feliz año.
ResponderEliminarBuena entrada, completa e interesante, a la vez que muy trabajada y correcta desde el punto de vista histórico. Es muy admirable tu labor divulgativa de la gran historia de nuestro país, escrita con letras de oro (a pesar de la arraigada, constante y propagandística labor de calumnia y manipulación de las envidiosas potencias enemigas, con excesivo peso en la mentalidad colectiva internacional, y lo que es peor, nacional) en los anales de la Historia.
ResponderEliminarUn cordial saludo de un profesor de Historia admirado por tu loable trabajo. ¡Ánimo, sigue así!
Muchas gracias por tan bonito comentario. Que un profesor de historia me diga algo así me emociona jeje.
ResponderEliminarY sí, la labor de manipulación, internacional y también nacional, ha hecho, y sigue haciendo, mucho daño a nuestra historia. Solo se ve lo bueno que han hecho potencias extranjeras, y solo lo malo que ha hecho España. Al parecer durante la aventura americana España esclavizó, violó y asesinó, pero Inglaterra pacificó. Curioso que siendo así en Norteamérica apenas existan nativos o mestizos.