Carlos, hijo de Juana I de Castilla (Juana la Loca) y de Felipe el Hermoso, llegó a ser rey de España (reuniendo por primera vez en una misma persona las coronas de Castilla y Aragón) y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Se convirtió en uno de los reyes más poderosos de la historia española y, por supuesto, mundial. Y todo ello a pesar de haber nacido entre heces.
Juana la Loca confundió las contracciones precedentes al parto con una indigestión, y acudió a las letrinas para "evacuar", pero lo que salió fue Carlos I de España y V de Alemania.
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