miércoles, 9 de mayo de 2012

Honor Benemérito en Cuba


Guardias Civiles de servicio en Cuba, año 1892.
Durante la guerra en Filipinas y Cuba sucedieron muchos episodios dignos de ser recordados. Situaciones sobre las que siempre comento en la bitácora que debieran ser presentadas en la gran pantalla. Un ejemplo de ello os traigo a continuación.

Pueblo de Dolores, Cuba, año 1895. Trescientos insurrectos cubanos entran en el poblado y se dirigen hacia el Puesto de la Guardia Civil del lugar, donde se encuentran guarnecidos once guardias civiles.

Los rebeldes hacen llegar a los guardias una carta en la que les conminan a abandonar el lugar, y que dice literalmente:

"Sr. Comandante de Puesto de la Guardia Civil de Dolores: Muy señor mió, por orden Superior y que bajo ningún pretexto puedo dejar de cumplir tengo que tomar el fuerte que usted ocupa mañana a las nueve sin falla. 
Yo para no cometer un acto infame y dar muerte "terrible" a ustedes, que serán víctimas de su Gobierno, ¡es advierto esto, para si quieren entregarse sin formar combate y librarse de perecer lo dos si se oponen al rendimiento. Usted, si se entrega y quiere pasar a nuestras filas, obtendrá el grado de Sargento primero, y en buena paz y unión le ofrezco la mayor consideración y hermandad. Y si se oponen será destruido el fuerte por cuatro bombas de dinamita y 300 hombres que, a las nueve próximamente, los tendrán sitiados. La contesta la espero enseguida. Queda de usted con consideración. El Capitán José María Rojas Fulero. Por orden, el ayudante, C. Crespo". 


Santa Eulalia, que así se llamaba el Guardia Civil Segundo que ejercía de Comandante de Puesto contestó a Rojas con esta otra carta:

"Señor don José M. Falero, muy Señor mió: Enterado de su atenta carta, debo de manifestar que yo soy muy español y sobre todo pertenezco a la Benemérita Guardia Civil, y que habiéndome mis dignos jefes honrado con el mando de este Destacamento prefiero mil veces la muerte que yo serle traidor a mi patria y olvidar el juramento de fidelidad que presté a la gloriosa bandera española, en cuya defensa derramaré hasta mi última gota de sangre antes de cometer la vileza de entregarme con vida a los enemigos de España y de mi Rey. El ascenso que me proponen para nada lo necesito, pues estoy orgulloso de vestir el uniforme de Guardia Civil y soldado y mi mayor gloria seria morir con él. Mis jefes también saben premiar a los que saben defender su honra, y así es, que reunido con todos mis dignos compañeros, rechazamos con energía todas vuestras predicaciones y amenazas, y estrechados como buenos hermanos y como defensores de este pedazo de terreno gritamos, pero muy alto, para que ustedes lo oigan: ¡Viva España!, ¡Viva nuestro Rey!, ¡Viva la Guardia Civil! Aquí estamos dispuestos a morir, vengan cuando gusten a tomar el pueblo, para que lleven su merecido. Dolores, 27 de octubre. El Guardia de segunda Cándido Santa Eulalia" .

Con estas palabras dejó bastante claro que de ahí no les movía ni Dios y que fuesen a por ellos si tenían huevos.

El líder Rojas les mandó un último escrito:

"Amigo mió: Me gusta tratar siempre con el hombre valiente y caballero. Yo tengo una orden superior para que hoy sin falta tome el fuerte y cumplir lo mandado contra ustedes; pero al ver hasta donde llega su educación y valentía, dejo por hoy de cumplir mi deber, y haré además desistir a mis jefes de cometer este acto que es infame por que ustedes nobles españoles, no harán más que cumplir como los héroes de vuestra patria. Yo trataré de dar mis excusas y buscar los medios que estén a mi alcance para cuanto pueda en bien de vosotros. Ruego a usted que dispense; desde hoy, como defensores de una idea seremos enemigos, pero en lo tocante a nuestra personalidad, puede usted contar con un buen amigo y servidor, el capitán José María Rojas Falero. Por O.el ayudante, C. Crespo“.

Después de esto solo nos queda recordar el artículo número uno de la Cartilla del Guardia Civil, que viene que ni pintado a esta cápsula de historia: EL HONOR ES MI DIVISA.

3 comentarios:

  1. Indudable muestra de valor, aunque sin duda lo que mas llama la atención es la última carta de Rojas. Cuantos militares, admirados pro el honor y el coraje del enemigo que tienen enfrente, habrían escrito gustosos cartas como esa.
    Un saludo y nos seguimos leyendo.

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    1. La verdad es que no es el único ejemplo dentro de la historia en donde podemos ver la valentía de unos pocos hombres que actúan como si nada tuvieran que perder, al más puro estilo "de perdidos, al río".

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  2. este escrito lo leí en baeza hace ya años, inolvidable, gracias por subirlo aquí para que más gente pueda acceder a él

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