Estatua de Carlos I de Nápoles y Sicilia (Carlos de Anjou). |
La historia de tan inverosímil duelo nos lleva al año 1282,
cuando los sicilianos se rebelaron contra el hasta entonces su rey, el francés
Carlos de Anjou, y ofrecieron la Corona de Sicilia (que comprendía no solo la
isla de Sicilia, sino también Nápoles) al monarca aragonés Pedro III.
Arrancó entonces una guerra entre ambos soberanos. Una
guerra que nos ha dejado una de esas curiosas historias que gusta comentar. Ambos
reyes deseaban acabar lo antes posible con esa guerra así que acordaron que el
soberano de Sicilia sería quien saliera vencedor de un duelo. Así de primeras fueron muy valientes, pero debieron
pensárselo mejor, porque durante las negociaciones para acordar los detalles de la lucha sustituyeron el combate entre reyes por una batalla entre doscientos caballeros, cien por cada facción. Así pues, los caballeros
que salieran vencedores darían el reino siciliano a su señor, Carlos de Anjou,
o Pedro de Aragón.
Retrato de Pedro III de Aragón. |
El día fijado para el lance fue el 1 de junio de 1283 en Burdeos, territorio inglés por entonces. Pero como no se había fijado una hora,
cada rey acudió en momentos distintos del día, Pedro de Aragón por la mañana, y Carlos de Anjou por la tarde, sin coincidir, por lo que ambos
se consideraron vencedores y acusaron al contrario de cobarde por no
presentarse al encuentro.
Como era de esperar, este, en principio, tan determinante duelo no decidió nada ni cambió el
curso de la guerra.
Finalmente la guerra acabó mucho más tarde, en 1302, con la
firma de la Paz de Caltabellota, en la que se hacía constar la división del
reino en dos: Sicilia, que pasaría a manos aragonesas, aunque como reino
independiente, y Nápoles, cuya soberanía volvería a la casa Anjou.
Buenas Viriato.
ResponderEliminarCuriosa anécdota. Hemos de tener presente que aun en el caso de darse inicio a la batalla en el primer momento, sin contar con dicha anécdota, los aragoneses contaban con el favor de la población siciliana. Un inestimable apoyo en caso de batalla. Sin embargo, y a pesar de no haberse producido, teniendo en cuenta los precedentes (y los que vendrían con los años) me huelo quien sería el vencedor del duelo.
Un saludo.
La verdad es que el duelo beneficiaba a Pedro, en el sentido de que para él era más fácil vencer al de Anjou en un duelo que en la guerra puesto que, aunque como bien dices la población siciliana apoyaba al aragonés, el francés contaba con aliados muy importantes, como el mismo Papa, que nombró la guerra contra Aragón como "cruzada" por lo que cualquiera que luchara contra Pedro III obtendría ciertos beneficios.
EliminarQuerido Viriato, ya se sabe que con la sangre caliente se dicen muchas bravuconadas, pero cuando baja la temperatura, el "combate singular" sólo se da ya en la "Ilíada " de Homero; y encima con las diferencias horarias, razón de más para el cervantino:
ResponderEliminar"Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada."
Mil bicos.