martes, 4 de octubre de 2011

El Batallón Alpino en la Guerra Civil


Esquiadores del Batallón Alpino.
En agosto de 1936, pocas semanas después del inicio de la guerra, el bando republicano creó el Batallón Alpino con el objetivo de defender hasta primavera la sierra de Guadarrama, en Madrid.

La unidad se componía de escasos 1.000 hombres, la mayoría miembros de las sociedades alpinas madrileñas y habitantes de los pueblos de la sierra, con conocimiento del terreno pero que, en algunos casos, no habían visto nunca unos esquís. Fueron entrenados especialmente para el combate en alta montaña y vestían uniformes rusos de esquiador.

Puede verse la estrella del gorro, al ser los
uniformes cedidos por la URSS.
Ocupaban una línea defensiva de entre 40 y 50 kilómetros de largo. Tuvieron que hacer frente a varios ataques, entre ellos es significativo el que sufrieron en marzo del 38. Durante la noche del día 10, hasta 300 soldados nacionales (entre Requetés y Regulares) se aproximaron sigilosamente, con los cascos de las mulas cubiertos por trapos, hasta el frente republicano. Los apenas 30 esquiadores del batallón alpino que defendían esa línea de frente rechazaron el ataque, pese a la superioridad en número y en equipamiento de los asaltantes, que poseían además artillería ligera.

Testimonios

En uno de los combates en los que se intercambiaban disparos nacionales y republicanos de una trinchera a otra, un soldado del Batallón Alpino gritó: “¡Pero no dispares más, hombre, que le vas a dar a alguien!” ¡Y pararon!.


Y este hecho no es lo único que sorprende de los testimonios de supervivientes del batallón, entrevistados por El País"Otras veces oías: ¡No me cago en tu padre porque seguro que es el mío!".


"Organizábamos encuentros con el enemigo. Ellos tenían tabaco de Canarias, y nosotros, papel de fumar de la fábrica de Alcoy, así que nos lo intercambiábamos. Incluso organizamos un partido de fútbol...", cuenta José Iturzaeta, de 90 años.

Le interrumpe Piter. "¡Ese partido lo organicé yo! Bajé a hablar con ellos [los nacionales] a La Granja y, cuando volví, el mando me quería fusilar por confraternizar con el enemigo. Ya habían escrito mi condena de muerte. Al final me libré porque otro mando intercedió...".

No se que os parece, pero a mí me ha resultado de lo más curiosa esta entrevista (que ya tiene tiempo) a los supervivientes, sobre todo las frases y textos que he destacado, pero tras el enlace tenéis sus declaraciones completas.

Fuente: EL PAÍS.

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