Batalla de Gravelinas. Continuación de la cápsula “Se montó la de San Quintín”.
Batalla de Gravelinas. |
Ya os hablé la semana pasada de la batalla de San Quintín, en la que los franceses salieron bien escaldados, pero se ve que para Enrique II de Francia no fue suficiente. Preparó un ejército de aproximadamente 14.000 soldados que puso al mando del Duque de Thermes.
Con este nuevo ejército invadió el Flandes español. Un ejército español les interceptó el 13 de julio de 1558 en la ciudad de Gravelinas (ciudad del noreste de Francia, hoy en día). Thermes pensó que la fuerza española era una pequeña avanzadilla puesto que era imposible que el grueso del ejército español se presentara con tanta rapidez, así que mandó atacar. Pero no era una avanzadilla, era el ejército que iba a plantarles cara, y lo comandaba el Conde de Egmont (primo del rey español). Los españoles eran superiores en número, por poco, unos 4.000 hombres más.
Tercios españoles en formación de combate. |
Comienza la batalla con las cargas de las distintas caballerías hasta que la pólvora cobra protagonismo, los arcabuceros españoles disparan sin piedad, primero sobre la caballería francesa y después sobre la infantería. No tienen rival. Egmont, al frente de la caballería española, manda cargar mientras una flota anglo-hispana (el Duque de Guisa conquistó Calais a Inglaterra) les apoya desde la costa, descargando su artillería sobre la retaguardia francesa.
El resultado de la batalla fue un nuevo “San Quintín”, las tropas de Enrique II huyeron del Flandes español, dejando en el campo de batalla 12.500 hombres, incluido su comandante, Thermes, que fue apresado, y por el que Francia tuvo que pagar un rescate. Solo 1.500 franceses lograron escapar. Sus banderas y artillería fueron capturadas.
Grabado representativo de la Paz de Cateau-Cambrésis. |
Las bajas españolas ascienden a 300, algo casi habitual en esa época, donde la infantería española, con los tercios a la cabeza, era temida en todo el mundo.
Con esta batalla Felipe II ponía fin a las “Guerras de Italia”, firmando en 1559 la Paz de Cateau-Cambrésis junto a Francia e Inglaterra.
Con motivo de la paz firmada, se celebraron distintos festejos. Uno de ellos era un duelo en el que participó el propio rey francés, enfrentándose a un capitán de su guardia. El soldado francés atravesó el ojo del rey con una lanza, herida que le causó la muerte.
Buenas Viriato.
ResponderEliminarMiro con cierta añoranza aquellos años en relación con los tiempos que vivimos, cuando la forma de los gobernantes españoles en los tratados tenía una impronta grandiosa y cuando el contenido de aquellos era determinado por nuestro peso en el mundo y la gloria de nuestro pasado. Y ahora... ¡vergüenza!
Un saludo.
Pero bueno, tenemos la suerte de tener este glorioso pasado, del que podemos aprender y tomar ejemplo.
ResponderEliminar¡También qué mala suerte la del rey francés, Viriato, en ese duelo en el que perdió la vida! Estaba claro que ni el campo de batalla ni el de paz le fueron favorables; hace bueno el refrán de que "Hay quien nace con estrella y quien nace estrellado"
ResponderEliminarAprovecho para desearte unas felices fiestas y un próximo año venturoso y pleno de grandes entradas en tu magnífico blog.
Mil cariñosos saludos ártabros.
Sí que tuvo mala suerte el rey galo, sí. Felicidades a tí también. Saludos.
ResponderEliminarMis deseos más fervientes y sinceros para que pases una buena nochebuena y una mejor Navidad en éste año nefasto que termina y que tanto nos costará olvidar.
ResponderEliminarUn saludazo.
Querido amigo Viriato.
ResponderEliminarOs deseo tanto a ti como a todos tus seres queridos, amigos y seguidores, unas felices fiestas navideñas y un prospero año 2.012 lleno de paz, libertad, salud, amor, dinero y trabajo (el justo).
Un abrazo.
Gracias a todos por vuestras felicitaciones, igualmente y os deseo lo mejor.
ResponderEliminarHe llegado un poco tarde a la publicación de la continuación de San Quintín, ya viste tu como son las fiestas y toda su organización, pero aquí estoy.
ResponderEliminarUn nuevo festín se armaron en esta batalla los españoles, no por nada aun nos queda el dicho "más difícil que poner una pica en Flandes", vaya que se lo complicaron a los franceses. Y claro, también hay que mencionar la muy mala suerte del rey galo, pero bue... así son las cosas.
En Fin, espero que hayas pasado unas felices celebraciones navideñas.
Un Saludo.
Uriel