martes, 31 de enero de 2012

El primer Parlamento de Europa

Si buscáis en Google cual fue el primer Parlamento de Europa encontraréis que la mayoría de fuentes atribuyen tal honor al realizado en Suecia en 1435 y llamado Riksdag, o al de Inglaterra de 1264.

Pintura de Alfonso IX de León.
Pero en otras páginas afirman que la sesión parlamentaria más antigua de Europa se produjo en la primavera de 1188, en León, bajo el reinado de Alfonso IX.

Estas primeras Cortes reunieron en la Basílica de San Isidoro, por orden del rey, a representantes del clero, la nobleza y de las principales ciudades del reino (León, Oviedo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Astorga, Toro, Benavente y Ledesma, entre otras). El asunto a tratar era la delicada situación económica del reino. Pero además atendieron temas como la inviolabilidad del domicilio y garantizaron otros muchos derechos hasta entonces inexistentes para la población.

¡Qué interesante! El primer Parlamento de Europa fue en España… ¿o no?

Las Cortes de León tienen un predecesor en la lejana (muy lejana entonces) Islandia, donde se fundó su parlamento (conocido como Alþingi) en el año 930. (Gracias a las aportaciones de Miguel Ángel, Wittmann y CSPeinado podemos calificar el "Alþingi" más bien como "Consejo de ancianos", lo que le alejaría de la pelea por el primer Parlamento europeo)

Ya sea el Alþingi islandés, el Riksdag sueco, el Parlamento inglés o el Senado romano, hoy habéis aprendido que el primer parlamento en suelo español fue en el siglo XII.

Espero vuestras aportaciones y/o opiniones sobre el tema y… corregidme si me equivoco.

jueves, 26 de enero de 2012

Los Últimos de Filipinas

Bandera de Filipinas.

En 1898 estalló la Guerra Hispano-Estadounidense, que comenzó en Cuba y se extendió  a Filipinas. Vamos a centrarnos en éste país asiático, donde sucedió una de esas hazañas que serían conocidas en el mundo entero de no ser porque sus protagonistas eran españoles.

Baler es una ciudad al norte de Filipinas, en ella existía un destacamento de poco más de 50 soldados españoles que hicieron frente a una fuerza de, aproximadamente, 800 rebeldes filipinos. Todo comenzó el 30 de junio de 1898 y duró casi un año. Para el que no le salgan las cuentas decirle que sí, los españoles siguieron combatiendo incluso después del tratado de paz con EE.UU.

Los soldados españoles, conocedores de la robustez de sus muros, se refugiaron en la iglesia del pueblo, acondicionando el lugar para resistir el asedio: construcción de trincheras, letrinas y hasta un pozo de agua potable.

En diciembre de ese mismo año, cuando el Sitio de Baler ya se había alargado durante más de cinco meses, se firmó el Tratado de París, que ponía fin a la guerra y reconocía la soberanía de Estados Unidos sobre Puerto Rico, Guam y Filipinas. Los rebeldes mandaron prisioneros españoles a la iglesia para comunicar a los defensores el final de la guerra, pero no terminaron de creerse la noticia y se negaron a deponer las armas.

Pintura de la iglesia de Baler.
Continuaron llegando noticias desde el exterior pero los españoles se negaban a creer que en España se ponía el sol.

Se hicieron algunas incursiones para eliminar posiciones filipinas, incluida la quema del cuartel de la Guardia Civil, desde el cual eran fuertemente hostigados por los insurrectos. La acción más destacada de entre las pocas que se realizaron fuera de la iglesia fue la llamada “expedición al otro mundo”, en la que 15 soldados atacaron el poblado, haciendo huir a los filipinos, y lograron incendiar todos los edificios, ya que los sitiadores se refugiaban y atacaban desde ellos.

Desde la firma del Tratado de París, el rescate de los españoles asediados en Baler corría a cargo de Estados Unidos que era ya el propietario de las islas. Los americanos mandaron a una unidad de marines con el teniente Gilmore al mando, pero fracasaron, cayeron en una emboscada filipina. Varios marines murieron y el resto, incluido Gilmore, fueron apresados.

Fotografía del Capitán Las Morenas,
que mandó a los sitiados de Baler hasta
su muerte por beri-beri.
La última persona que se presentó en la iglesia para informar a los defensores de la situación y exigir su rendición fue el teniente coronel del ejército español Aguilar Castañeda que, inicialmente, no logró su objetivo, pero gracias a unos periódicos que traía con él y que dejó a los sitiados, logró la capitulación. Los defensores españoles, después de leer varios artículos de los periódicos, comprobaron que el final de la guerra era cierto y aceptaron rendirse, no sin antes hacer llegar a los filipinos el siguiente comunicado:

"Capitulamos porque no tenemos víveres, pero deseamos hacerlo honrosamente. Deseamos no quedar prisioneros de guerra y que ustedes admitan otras condiciones que expondremos, de las que levantaremos acta. Si se han de portar con nosotros de mala manera han de decirlo porque en este caso no nos rendiremos. Pelearemos hasta morir y moriremos matando".

El dos de junio de 1899 los soldados españoles salían en formación, a través de un pasillo formado por soldados filipinos en posición de firmes.

Emilio Aguinaldo, presidente de la República de Filipinas comunicó:

“Habiéndose hecho acreedoras de la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, la constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres aislados y sin esperanza de auxilio alguno, han defendido su bandera por espacio de un año, realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo; rindiendo culto a las virtudes militares e interpretando los sentimientos del ejército de esta República, que bizarramente les ha combatido, a propuesta de mi Secretario de Guerra y de acuerdo con mi Consejo de Gobierno.

Vengo en disponer lo siguiente:

Artículo único. Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas no serán considerados como prisioneros, sino por el contrario, como amigos; y en su consecuencia, se les proveerá, por la Capitanía General, de los pases necesarios para que puedan regresar a su país.”


Casi un año de asedio, sin apenas víveres y en clara minoría, sobrevivieron 33 españoles. Sufrieron 17 bajas, la mayoría por beri-beri y disentería y tan solo 2 por fuego enemigo. Tal y como prometieron los filipinos, los soldados españoles no fueron hechos prisioneros y se facilitó su repatriación.

Más tarde, durante la guerra que pronto surgió entre Filipinas y EE.UU, los americanos vivieron una situación similar en Baler, refugiándose también en la iglesia, y aguantando solo unas semanas hasta que tuvieron que rendirse.

Fotografía de los Últimos de Filipinas supervivientes,
realizada en septiembre de 1899.

Y para terminar os recomiendo la página El desastre del 98, una de las fuentes de las que he bebido.

Y corregidme si me equivoco.

martes, 24 de enero de 2012

Premio 23-E

Me complace informaros de que La Guarida de Viriato ha recibido su segundo premio. Esta vez nos ha sido otorgado por la página amiga Cuba Española.

El premio se llama "23 de enero" y ha sido creado en recuerdo del suceso histórico ocurrido en Venezuela el 23 de enero de 1958 cuando, tras un golpe de estado, un movimiento cívico-popular derrocó el gobierno del General Marcos Pérez Jimenez.

Para más información sobre el "23 de enero" visiten la página de Alexis Marrero Al dia.

Y desde aquí quisiera compartir este premio con las siguientes páginas:

  1. Saber Historia
  2. Memoria Residual
  3. Nuestra otra historia
  4. Se non è vero, è ben trovato
  5. La de ojos glaucos
  6. El blog de Vicente Rubio
  7. Cosas de Pin
  8. España eterna

jueves, 19 de enero de 2012

El cementerio de las botellas


Coronando el Monte Ezkaba (de 895 metros de altitud), al norte de Pamplona, se encuentra el Fuerte de Alfonso XII. Recibió el nombre del regente que mandó construirlo, pero es más conocido como Fuerte de San Cristobal. Se tiene constancia de que ya en el lugar existían fortines y edificaciones desde el siglo XIII, debido a la importancia estratégica del monte.

Entrada principal de la fortificación.
La edificación del fuerte comenzó en 1877, para lo que tuvieron que volar previamente la cumbre del monte. Tras excavar lo necesario se erigieron varias edificaciones con una altura de hasta tres plantas, aunque no se pueden distinguir desde el exterior debido a que fue “enterrado” para camuflar la fortificación, es decir, las distintas construcciones fueron cubiertas de tierra para confundirse con el terreno. El resultado es bastante bueno ya que desde Pamplona se divisa perfectamente el monte pero apenas se distingue la existencia de los muros y construcciones de la fortaleza. Su levantamiento concluyó en 1912, momento en el que ya había quedado totalmente obsoleto, debido a la aparición de la aviación.

Fachada de la iglesia, uno de los edificios del interior
del fuerte.
El Fuerte de Alfonso XII se convirtió en una cárcel en 1934, después de ligeras modificaciones en su interior para adaptar las distintas dependencias que una prisión requiere, y manteniéndose su uso hasta 1945. Y fue siendo una cárcel cuando más huella ha dejado en la historia y es que, el 22 de mayo de 1938, en plena Guerra Civil Española, casi 800 presos (en su mayoría militantes republicanos) lograron escapar del fuerte. Todo ello después de elaborar un estratégico plan que consistía en atacar y desarmar a los guardias durante la noche, cuando la vigilancia era menor.

Los fugados comenzaron a descender el monte, pero rápidamente se iniciaron las labores de búsqueda. El mismo día de la huída los militares detuvieron a 259 de los huídos, al día siguiente 186 y el resto fueron capturados los días posteriores. Tan solo tres (3) de los fugados lograron su objetivo de cruzar la frontera con Francia. Más de 200 presos perdieron la vida a manos de los militares.

Dos de los cadáveres encontrados, junto a las botellas que
contienen sus datos personales.
Cercano al fuerte ha sido descubierta una fosa con 131 cadáveres de reclusos que murieron en la prisión entre 1941 hasta 1944, principalmente por enfermedades respiratorias. La fosa es conocida como “el cementerio de las botellas” debido a que cada cuerpo está enterrado junto a una botella de vidrio que contiene un documento con sus datos personales y el motivo de su muerte.


Yo he visitado el Fuerte de San Cristobal, pero no he tenido la suerte de poder ver su interior ya que se encuentra cerrado. Pero he podido rodear sus muros y acceder al foso junto a ellos, lo que me ha permitido comprobar lo inmenso de la construcción. Lo recomiendo encarecidamente a quien se acerque a Pamplona, ya que está a escasos 20 minutos del centro.

Vista aérea del fuerte.
Imagen de Google Mapas.

lunes, 16 de enero de 2012

Poema al Dos de Mayo

Bernardo Lopez García (1838-1870) era un poeta español, nacido en Jaén, que saltó a la fama tras publicar, en 1866, la "Oda al Dos de Mayo". Una poesía patriótica dedicada a los sucesos del Dos de Mayo, y que desde entonces ha sido su obra más conocida:


Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;
sobre tu invicto pendón
miro flotantes pendones,
y oigo alzarse a otras regiones
en estrofas funerarias,
de la iglesia las plegarias,
y del arte las canciones.


Lloras, porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron
¡a ti, a quien siempre temieron
porque tu gloria admiraron;
a ti, por quien se inclinaron
los mundos de zona a zona;
a ti, soberbia matrona
que, libre de extraño yugo,
no has tenido más verdugo
que el peso de tu corona!


Doquiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
contando tu valentía.
Desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola,
hasta el África, que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡no hay un puñado de tierra
sin una tumba española!


Tembló el orbe a tus legiones,
y de la espantada esfera
sujetaron la carrera
las garras de tus leones.
Nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria;
pues de tu gigante gloria
no cabe el rayo fecundo,
ni en los ámbitos del mundo,
ni en el libro de la historia.


Siempre en lucha desigual
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial.
En tu suelo virginal
no arraigan extraños fueros;
porque, indómitos y fieros,
saben hacer sus vasallos
frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros.


Y aún hubo en la tierra un hombre
que osó profanar tu manto.
¡Espacio falta a mi canto
para maldecir su nombre!
Sin que el recuerdo me asombre,
con ansia abriré la historia;
¡presta luz a mi memoria!
y el mundo y la patria, a coro,
oirán el himno sonoro
de tus recuerdos de gloria.


Aquel genio de ambición
que, en su delirio profundo,
cantando guerra, hizo al mundo
sepulcro de su nación,
hirió al ibero león
ansiando a España regir;
y no llegó a percibir,
ebrio de orgullo y poder,
que no puede esclavo ser,
pueblo que sabe morir.


¡Guerra! clamó ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra! repitió la lira
con indómito cantar:
¡guerra! gritó al despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!


La virgen, con patrio ardor,
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en su pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y, cuando calmado está,
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate, y muere:
tu madre te vengará!"


Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes;
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libres pendones
el grito de patria zumba
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba!


¡Mártires de la lealtad,
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la humanidad,
¡en la tumba descansad!
que el valiente pueblo ibero
jura con rostro altanero
que, hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero!

lunes, 9 de enero de 2012

La batalla de Wad-Ras y los leones del Congreso

Uno de los leones que preside la entrada al
Congreso de los Diputados.
La Primera Guerra de África (1859-1860) fue un conflicto bélico que enfrentó a España y al Sultanato de Marruecos, iniciado por los continuos ataques a Ceuta por parte de bandas rifeñas.

Una de las batallas decisivas en dicha campaña sucedió el 23 de marzo de 1860, cuando la fuerza española al mando de los generales Rafael Echagüe, Antonio Ros de Olano y Juan Prim se enfrentaron a tropas marroquíes en el valle de Wad-Ras (también llamado Vad-Ras o Gualdrás), que da nombre a la batalla.

Los batallones de Cazadores de Cataluña y Madrid atacaron y se hicieron con el puente sobre el río Bu-Seja, cuerpo a cuerpo, a la bayoneta. Un gran número de tropas marroquíes atacaron el puente en un primer intento de recuperarlo pero los cazadores españoles los rechazaron. Los Voluntarios Catalanes fueron enviados como refuerzo de los diezmados cazadores, que no podrían resistir otra acometida. 

Tras la batalla, un soldado catalán dijo a un periodista que le preguntó si habían sufrido muchas bajas: "Quedamos los suficientes para otra vez, señor. El día de la toma del campo perdimos un tercio de los efectivos; hoy ha caido el segundo tercio; antes de llegar a Tánger daremos otra batalla y moriremos el resto."

Acabado el combate, con victoria española, y antes de que las tropas pudieran iniciar su camino con destino a Tánger, apareció un emisario magrebí solicitando conversaciones de paz.

Batalla de Wad-Ras, cuadro de Mariano Fortuny.

Pero lo que me lleva a describir brevemente la batalla no es que España acabara alzándose con la victoria, (que también) sino que gracias a este triunfo el Congreso de los Diputados, en Madrid, tiene dos leones guardianes…

Me explico, España llevaba años detrás de adecentar la entrada del Congreso, ya que desde su inauguración en 1850 se habían colocado dos farolas muy criticadas por los parlamentarios. Las farolas fueron sustituidas en 1851 por dos leones de yeso (no pudieron usar un material más rudo debido a la delicada situación económica de España por entonces), diseñados por el escultor de moda Ponciano Ponzano, pero que se deterioraron en menos de un año. Para acallar las críticas de la prensa se sustituyeron por dos leones en piedra, realizados por José Bellver, aunque fue peor el remedio que la enfermedad ya que parecían de todo menos leones, además de ser de un tamaño demasiado pequeño.

Así que, tras la victoria española en Wad-Ras, los cañones capturados a las tropas magrebíes fueron fundidos (en 1865, en Sevilla) y utilizados por Ponciano para crear unos leones dignos del Congreso de los Diputados de España, que perduran a día de hoy.

viernes, 6 de enero de 2012

La Ikurriña de San Pedro y Miguelón

Saint-Pierre et Miquelon (San Pedro y Miguelón) es un archipiélago situado a escasos kilómetros del este de Canadá, pero no pertenece al país norteamericano, es uno de los territorios de ultramar de Francia.

La relación con España no está relacionada con ninguna batalla gloriosa, sino con su curiosa bandera.

La bandera (de uso local pero no oficial) de este territorio es algo compleja. Se compone de dos partes: A la derecha se puede observar un barco, el Grande Hermine, en el que Jacques Cartier (su descubridor, de origen francés) llegó a la isla en 1535; a la izquierda aparecen tres enseñas, de abajo a arriba: la de Normandía (norte de Francia), la de Bretaña (Noroeste de Francia) y la de Euskadi. Sí, la Ikurriña.

Las tres banderas de territorios europeos aparecen simplemente para indicar los lugares de origen de la mayoría de su población.

La cápsula de hoy no tiene, quizás, demasiado interés, pero no muchos podrán decir que sea una historia muy conocida.

miércoles, 4 de enero de 2012

La Guarida hecha libro

Hace unas semanas contactó conmigo un trabajador de la empresa Printcolor ofreciéndome la impresión del blog, completamente gratis. Y así lo hice, me curré el paso de todas las cápsulas (excepto las que eran susceptibles de poseer derechos de autor, como artículos de periódico y poemas, por si acaso) y su paso a formato "pdf". En pocos días me llegó el pedido, mi blog hecho libro.

Portada del libro de "La Guarida de Viriato",
he usado el rectángulo rojo para tapar mi
nombre y conservar la privacidad.

El resultado ha sido un libro de más de 200 páginas, con portada y contraportada a color e interior (en blanco y negro) con más de 60 capítulos totalmente ilustrados. La calidad es bastante buena y no descarto realizar algún pedido en el futuro para seguir pasando a papel los artículos de La Guarida.

Así que aprovecho esta entrada para agradecer a la empresa Printcolor el ofrecer esta promoción que me ha permitido convertir mi bitácora en algo físico que puedo añadir a mi biblioteca.

lunes, 2 de enero de 2012

La Monja Alférez

Tras unas fiestas en las que no he tenido todo el tiempo deseado para publicar en la bitácora, os traigo una cápsula, la primera del 2012, sobre un curioso personaje cuya vida ha inspirado numerosas obras literarias y películas, La Monja Alférez.

Retrato de Catalina de Erauso.
Catalina de Erauso nació en San Sebastián en 1592 y a los cuatro años fue internada en el convento de San Sebastián el Antiguo. Permaneció en la abadía como monja hasta los 15 años, que escapó tras una pelea con otra novicia.

Desde su huída se ocultó bajo seudónimos masculinos (como Pedro de Orive, Francisco de Loyola, Alonso Díaz, Ramírez de Guzmán o Antonio de Erauso), vistiendo como hombre y deambulando de un lado para otro, alimentándose a duras penas. Su físico le ayudó a ocultar su verdadera identidad, se la describe como fea, alta para su sexo y con una figura poco femenina. Adoptó un comportamiento bastante viril, además de que se sabe (porque ella misma lo narra en sus memorias, publicadas en 1829) que le gustaban las mujeres, coqueteando a menudo con ellas.

En Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) embarcó con destino a América, donde trabajó en distintos oficios hasta que, en Chile, se alistó como soldado del ejército español, siembre bajo una identidad masculina. Luchó en numerosos conflictos y se labró fama de valiente y poderoso soldado, logrando el rango de Alférez.

Siendo soldado participó como padrino de un amigo en un duelo, en el que los enfrentados cayeron heridos a la vez, por lo que Catalina se enfrentó al padrino rival, al que hirió mortalmente. Antes de morir, éste le reveló su nombre, descubriendo en ese momento que el soldado al que acababa de matar (y con el que había compartido destino durante tres años) era su hermano Miguel.

Catalina tenía un carácter terco y tendía a meterse en líos bastante a menudo. Ese modo de ser le llevó en 1623 a ser detenida a causa de una trifulca. Tras ser condenada a muerte pidió clemencia al obispo Agustín de Carvajal, al que reveló su secreto tan bien guardado durante tanto tiempo. Unas matronas confirmaron su sexo, además de su virginidad. El obispo la protegió y la envió a España donde fue recibida por el rey Felipe IV, quien le mantuvo su empleo como oficial del ejército y la apodó como “La Monja Alférez”.

También viajó a Roma y visitó al papa Urbano VIII, el cual le permitió a Catalina seguir viviendo como un hombre.

Falleció en Cuitlaxtla (México) en 1650, desconociéndose, salvo varias hipótesis, la causa de su muerte.

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